Entrevista a Fernando Méndez, diseñador de Honor del Carnaval.
- Más de 20 años en el Carnaval, diseñador de Honor, ocho Reinas e innumerables damas, autor del cetro oficial, representante de nuestras fiestas en Sevilla, Madrid, Alemania, Londres, Italia… ¿qué más le queda por hacer a Fernando Méndez?
Pues no me lo he planteado. Yo estoy en el Carnaval por una casualidad, tenía claro que quería ser diseñador de moda, pero nunca pensé especializarme en fantasías de este tipo. En una ocasión, de eso hace mucho tiempo, mis padres me invitaron a una Gala de elección de la Reina de las fiestas de invierno, en Santa Cruz de Tenerife, y esos trajes me impactaron. De vuelta en Las Palmas de Gran Canaria participé en el concurso de Príncipe de Carnaval, con una fantasía propia, y gané. Al año siguiente preparé otro diseño para ese mismo concurso, pero por una serie de circunstancias el evento se canceló. Al verme con un traje realizado, pero sin Gala, tuve la idea de hacer una adaptación femenina y, tras motivar a un empresario local, nos presentamos a la Gala de la Reina. Cuál fue mi sorpresa, que aún siendo estudiante de diseño de moda, la fantasía alcanzó el título de Primera Dama de honor, con mi propia hermana como modelo. Fue entonces cuando me planteé hacerlo de manera profesional.
Unos años más tarde, ya como profesor de diseño, firmo un contrato con Galerías Preciados, que acababa de ser adquirida por un nuevo empresario. De esta relación sale la fantasía ‘Las nieves del Kilimanjaro’, mi primer trabajo como profesional. Obtuvo el título de Dama de honor, pero causó un gran impacto en la sociedad palmense de la época. En ese momento me di cuenta de que uno de los factores principales a tener en cuenta era el marketing, porque no lo había cuidado en este proyecto. Es muy importante despertar el interés del público, de los medios informativos, etc. Tras esto, firmé un contrato de dos años con la misma empresa, y conseguimos el primer premio en ambas ocasiones.
- ¿Cuál es la clave de su éxito?
La profesionalidad, sin dudarlo. El éxito está en el empeño, y yo trabajo mucho. También creo que sé tocar la fibra al espectador, que entiendan tu trabajo, que les guste. Un diseñador hace su trabajo sólo para los ojos del público, para su disfrute y deleite. Me he preocupado siempre de sorprender, de innovar y de impactar. La elección de la modelo es fundamental, una buena profesional puede multiplicar el efecto de una fantasía con una buena puesta en escena. La intuición también ha jugado un papel fundamental, porque en el Carnaval hay modas. A veces el público quiere una Reina alegre, otras a una vedette, a una ‘superwoman’, a una Reina pagana llena de misterio, suntuosidad y lujo o a una ‘Reina Star’ seductora y sexy, porque el showbusinesss también está presente en nuestra fiesta. Hay que tener en cuenta que las Galas se celebran en el Parque Santa Catalina, en el que hay una gran humedad, y el público está frío, arrancar un aplauso cuesta mucho. El Carnaval forma parte del folclor del pueblo, y hay que hacer un traje por y para el pueblo, con un punto de barroco y de lujuria.
- Tiene el privilegio de haber sido entrevistado por Dña. Letizia Ortiz, Princesa de Asturias, ¿cómo la recuerda?
Como una gran profesional. En aquel momento trabajaba como reportera de los informativos de TVE y estaba cubriendo el Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria 2002. Consiguió entrevistarme, algo que no le fue nada fácil, porque a mi no me apetecía desvelar de antemano los secretos de la fantasía que presentaba ese año, ‘¡Al abordaje!’. Lamentablemente, al salir a escena, un golpe de viento desencajó la estructura de la fantasía y fue descalificado. Ese triste incidente nos acercó un poquito más, de una manera en la que nunca me voy a olvidar de ella, y creo que ella de mí tampoco, porque cada vez que se hable del Carnaval de Canarias me va a tener como referente. Ojalá que esa simpatía que sintió por mí en ese momento sirva para que apoye, desde su posición privilegiada, el Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria.
- Sin duda ese fue un incidente muy triste, porque para muchos era la Reina del Carnaval 2002.
A mí me gustaba mucho, creo que es de las fantasías más maravillosas que he hecho. Las primeras botas, el primer pantalón, y el traje lo llevaba la candidata, porque hoy en día es fácil llevarlo con las ruedas, pero he demostrado que con o sin ellas, se pueden hacer cosas espectaculares. Se me viene a la mente también la fantasía ‘Aída’, quizás el diseño más simple que he hecho, pero uno de los más representativos, porque un sector del público me encajaba en el círculo. Pero quizás lo que desconocen es que todo lo que metes en un círculo, atrapa la mirada, y ese diseño se alzó con el título de Reina del Carnaval 1999.
- Su última fantasía premiada como Reina del Carnaval, 'Las Palmas mon amour', era un homenaje a esta ciudad, de la que dice estar enamorado. Pero, ¿cuáles son sus otras fuentes de inspiración?
Muchas. El año pasado cumplí cincuenta años y yo nací en Las Palmas de Gran Canaria porque el destino así lo quiso, porque mis padres se habían trasladado desde otra isla buscando oportunidades para dar una mejor vida a sus hijos. Con el tiempo he tenido la oportunidad de vivir en otras ciudades desempeñando mi trabajo con el mismo reconocimiento, pero he seguido viviendo aquí porque entre más viajo, más me gusta mi ciudad, es un sitio ideal. Es una pena ver como se ha ido degradando, como el ocio nocturno ofrece cada vez menos alternativas, como la oferta sociocultural no es todo lo completa que debería ser para llegar al gran público, y como está de descuidada. Nuestra ciudad hace unos treinta años era meca del turismo europeo, y tenía una magia especial, que ha perdido, Me gustaría que volviera a tenerla y que los políticos se preocuparan de ello. Yo le debo mucho a esta ciudad y a su Carnaval, y esa fantasía era mi regalo de cumpleaños al lugar donde vivo.
- Hace ya algunos años que los 'drags' han cobrado más relevancia que la Gala de la Reina. ¿Qué medidas adoptaría para que este evento recuperara la importancia que ha perdido?
Yo no estoy de acuerdo con esa afirmación, son dos cosas totalmente diferentes. La Gala de la Reina es la ‘oficial’ del Carnaval, porque se elige al símbolo del mismo, y precisamente por ser ‘oficial’, está encorsetada. Entre el público encontramos a autoridades insulares, cuerpo consular… Y a la Gala Drag va uno a divertirse y a pasárselo bien, aunque considero que está empezando a pasar de moda, porque los drags están evolucionando de una manera que no es correcta. Se ha pasado del humor y la alegría a lo dramático y revulsivo. Deberíamos remontarnos a ‘Priscilla, Reina del desierto’, esa magnífica película pionera e inspiradora del movimiento drag en el mundo, porque ese punto rosa y ‘kitsch’ se está perdiendo, y puede hacer que se quede demodé. La Gala de la Reina tiene fácil solución con una mayor agilidad en la dirección de la Gala, con unos maestros de ceremonia más modernos, con unas actuaciones complementarias más atractivas para que no se convierta en un simple desfile de murgas y comparsas. Tenemos que dar un voto de confianza al director artístico Israel Reyes, porque lo está haciendo muy bien y este año ya hemos visto muchos cambios, la Gala fue mucho más ágil, por ejemplo. La elección de los presentadores fue todo un acierto, una actriz como Tete Delgado y un presentador que conecta tan bien con el público como Roberto Herrera le dieron un aire diferente al espectáculo.
- Por cierto, ¿cuándo veremos un 'drag' con un diseño suyo?
Podría ser posible, pero esto no quiere decir que sea una garantía de éxito. Los drags son maravillosos, sino existieran habría que inventarlos, además han aportado a nuestro Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria una de sus señas de identidad, y eso merece un gran respeto. Pero nada tienen que ver con las Reinas, porque el drag es el propio protagonista con su arte, con su fuerza, con su puesta en escena, pero su vestido es un complemento, a tener en cuenta, pero no es lo más importante. Evidentemente, me haría ilusión, pero sería un proyecto que habría que estudiarlo mucho.
- Si echamos la vista atrás, en la última década han aparecido muy pocos diseñadores nuevos, la mayoría son 'clásicos' dentro del Carnaval. ¿A qué se puede deber esto?
Especializarse en fantasías de Carnaval, no es nada fácil. Hay que tener un gran conocimiento del tema, y eso sólo lo puede dar la experiencia, porque no hay talleres especializados. Es necesario tener nociones de todo un poco: sombrería, bordados, manualidades e incluso ingeniería y arquitectura. Yo tengo la gran suerte de contar con el mejor equipo del mundo, repartido entre Gran Canaria, Tenerife, Madrid, Barcelona y otros muchos sitios. No es nada fácil ser un profesional de esta índole. Además el mercado local está copado, porque son trajes costosos, casi prohibitivos, a lo mejor un joven diseñador tiene la oportunidad de entrar ahí, pero si no obtiene éxito inmediato, mantenerse le resulta muy complicado. Afortunadamente hay gente muy buena, que no está ahí, pero que yo animo a que esté, que no tenga miedo, que no pasa nada, que siempre hay una primera vez para todo.
- Que una candidata suya obtenga título supone siempre una promoción extra. ¿Considera que no exportamos lo suficiente nuestro Carnaval?
Soy consciente de que, debido a mi popularidad, hay un mayor interés si la candidata que obtiene el título de Reina luce un diseño mío. A mí me invitan a muchos eventos sociales y procuro que mis modelos me acompañen siempre. Se trata de aprovechar las oportunidades al máximo. Por ejemplo, la semana pasada Iraya Viera, actual Reina del Carnaval, ha estado como invitada en el programa de Televisión Española ‘Identity’, en horario de máxima audiencia, promocionando las fiestas de nuestra ciudad, y en breve viajaremos a La Habana, como invitados de honor en el Carnaval de Cuba.
- ¿Con qué momento se queda del pasado Carnaval?
Yo disfruto desde el momento que firmo el contrato, porque me encanta mi trabajo. Disfruto cuando realizo el diseño, cuando compro los materiales, con los viajes que hago, con las pruebas, con la música… con todo. El día en el que se muestra al público el trabajo, lo afronto con muchísima ilusión, al igual que cuando la gente me para por la calle para felicitarme.
- Todos son buenos, a pesar de la polémica.
Sí, porque a mí el mal perder de algún compañero no me quita la satisfacción del trabajo bien hecho. Para mí el único juez que hay es el gran público, y a mi cada año me reconoce de la mejor manera posible, con su aplauso. En cualquier caso me considero muy positivo y procuro ver las cosas siempre como hay que verlas, con objetividad. Un premio es un estímulo, una ratificación a tu valía, y me alegraría mucho que alguien que esté comenzando obtuviera un primer premio y que le ayudara en su carrera profesional, como me ocurrió a mí en su momento.
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