‘Al Carnaval le sobran voces discordantes que influyen en detrimento del interés general’
Hace apenas 48 horas el concejal de Carnaval, Roque Díaz, y su director artístico, Israel Reyes, presentaban en los jardines del Castillo de La Luz la temática ‘pirata’ para la edición 2009, pero numerosas voces ya alzaban la voz en contra de esta temática desde algunas ‘cibertribunas’ la semana pasada. Y he aquí mi asombro. Esta es la primera vez en la historia que a los ciudadanos no sólo se nos da la posibilidad de elegir la temática del Carnaval, la fiesta más importante y participativa de nuestra isla, sino de proponer los temas que posteriormente se llevarán a este referéndum. En lugar de echar piedras sobre nuestro propio tejado criticando la temática con argumentos tan simples como que ya se ha desarrollado en otras ciudades o que es muy limitada, lo que tendríamos que hacer es felicitarnos porque se nos ha dado el derecho a elegir y participar, como ya hiciéramos el año pasado cuando se convocaba, tras un excesivo parón de 8 años, el concurso del cartel de las carnestolendas. A día de hoy, nadie pone en duda la acertada elección de dicho cartel, que quedará en la memoria de la mayoría como la imagen fresca y atrevida de las fiestas de 2008. Un madrugador Carnaval en el que muchos empresarios hicieron su agosto particular dando salida masivamente a las ‘cholas-calamar’, que acabaron en los pies de miles de mascaritas, a imagen y semejanza del cartel anunciador.
Los que tachan de frío y recurrente el tema de la piratería, lo hacen quizás porque desconocen los fuertes vínculos que éste tiene con las Islas Canarias y, en particular, con la propia historia de nuestra ciudad. Y es que en el siglo XVI arribó a nuestra ciudad el almirante holandés Pieter van der Does, protagonizando uno de los episodios piráticos más importantes de la historia. Sus objetivos, aparte del móvil del botín, eran políticos y bélicos. Las Palmas de Gran Canaria fue asediada durante dos días y finalmente, tras duros y cruentos combates, fue tomada por las fuerzas holandesas. Los invasores permanecieron algunos días más, hasta que tuvieron que marcharse, no sin antes proceder al incendio de la ciudad. Las llamas afectaron a numerosas casas, conventos, hospitales, ermitas e iglesias y edificios públicos, algunos de los cuales quedaron completamente destruidos. Fue ésta, por tanto, la mayor invasión en la historia de la ciudad.
Sin duda alguna hay que alabar que desde el consistorio se nos tienda la mano a los ciudadanos y se nos invite a participar activamente en la planificación del Carnaval. Pero a esta fiesta le sobran voces discordantes que influyen en detrimento del interés general de convertirla en un gran espectáculo de interés artístico y turístico. Con unión, empeño y buena voluntad, podemos conseguir cosas realmente grandes para nuestro Carnaval.
Hace apenas 48 horas el concejal de Carnaval, Roque Díaz, y su director artístico, Israel Reyes, presentaban en los jardines del Castillo de La Luz la temática ‘pirata’ para la edición 2009, pero numerosas voces ya alzaban la voz en contra de esta temática desde algunas ‘cibertribunas’ la semana pasada. Y he aquí mi asombro. Esta es la primera vez en la historia que a los ciudadanos no sólo se nos da la posibilidad de elegir la temática del Carnaval, la fiesta más importante y participativa de nuestra isla, sino de proponer los temas que posteriormente se llevarán a este referéndum. En lugar de echar piedras sobre nuestro propio tejado criticando la temática con argumentos tan simples como que ya se ha desarrollado en otras ciudades o que es muy limitada, lo que tendríamos que hacer es felicitarnos porque se nos ha dado el derecho a elegir y participar, como ya hiciéramos el año pasado cuando se convocaba, tras un excesivo parón de 8 años, el concurso del cartel de las carnestolendas. A día de hoy, nadie pone en duda la acertada elección de dicho cartel, que quedará en la memoria de la mayoría como la imagen fresca y atrevida de las fiestas de 2008. Un madrugador Carnaval en el que muchos empresarios hicieron su agosto particular dando salida masivamente a las ‘cholas-calamar’, que acabaron en los pies de miles de mascaritas, a imagen y semejanza del cartel anunciador.
Los que tachan de frío y recurrente el tema de la piratería, lo hacen quizás porque desconocen los fuertes vínculos que éste tiene con las Islas Canarias y, en particular, con la propia historia de nuestra ciudad. Y es que en el siglo XVI arribó a nuestra ciudad el almirante holandés Pieter van der Does, protagonizando uno de los episodios piráticos más importantes de la historia. Sus objetivos, aparte del móvil del botín, eran políticos y bélicos. Las Palmas de Gran Canaria fue asediada durante dos días y finalmente, tras duros y cruentos combates, fue tomada por las fuerzas holandesas. Los invasores permanecieron algunos días más, hasta que tuvieron que marcharse, no sin antes proceder al incendio de la ciudad. Las llamas afectaron a numerosas casas, conventos, hospitales, ermitas e iglesias y edificios públicos, algunos de los cuales quedaron completamente destruidos. Fue ésta, por tanto, la mayor invasión en la historia de la ciudad.
Sin duda alguna hay que alabar que desde el consistorio se nos tienda la mano a los ciudadanos y se nos invite a participar activamente en la planificación del Carnaval. Pero a esta fiesta le sobran voces discordantes que influyen en detrimento del interés general de convertirla en un gran espectáculo de interés artístico y turístico. Con unión, empeño y buena voluntad, podemos conseguir cosas realmente grandes para nuestro Carnaval.
Ruymán Rodríguez
Webmaster de 'carnavaldelaspalmas.tk'
1 Comment:
me agrada tu defensa por lo nuestro
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