12 diciembre 2007

ISRAEL REYES

"El Carnaval se puede mejorar trabajando"


Israel Reyes lleva toda la vida vinculado al teatro, pero la mayoría le identifica por la dirección artística del Carnaval de las palmas de gran canaria, donde se encarga, entre otras cosas, de dirigir las galas. Recogió el testigo de Anatol Yanowsky, pero ahora, con otro grupo de gobierno en el Ayuntamiento, se enfrenta a un nuevo reto. Eso sí, reconoce la labor desarrollada por los anteriores responsables capitalinos y defiende que la fiesta se debe renovar.



Vive usted un gran momento profesional con su productora, Clapso, y sobre todo con su dedicación plena a los Carnavales de Las Palmas de Gran Canaria. ¿A qué cree que se debe este momento de éxito?
Se debe al trabajo desarrollado en Clapso, a pesar de la situación teatral en Canarias ha sufrido muchos altibajos, y a mi dedicación plena al Carnaval de la capital, con el que llevo 13 años vinculado y 3 dirigiendo la gala. El momento dulce se produce porque los resultados han ido muy bien y ahora, con un cambio de gobierno, la invitación para seguir al frente de la dirección artística de las fiestas me hace sentir que estoy recogiendo lo que se ha sembrado durante tantos años.

Usted incluso se planteó dejar el Carnaval.
Vamos a ver, yo tenía un contrato hasta el Carnaval 2007. Había unas elecciones y como profesional independiente que trabajo por proyecto, que puede ser de dos años, de cuatro o de uno, tenía que esperar que los nuevos responsables quisieran contar conmigo o no. Cuando ellos me lo comentan empezamos a trabajar, nos sentamos juntos y me explicaron cuál es el Carnaval que ellos querían, hacia dónde lo querían llevar y resulta que coincido con muchas cosas en ese planteamiento porque creo que esta es una fiesta viva y pienso que siempre hay que renovarse, en todos los sentidos. Igual pienso que llegara un momento en que tendrá que renovarse en la dirección también: las cosas artísticas requieren cada cierto tiempo de una revisión y otras cabezas que lo vean.

Llegamos a un tema peliagudo sobre la renovación con la salida de Alberto Trujillo del Carnaval, un profesional que dejó muy alto el listón con sus escenarios y que este año no va a estar.
El trabajo de Alberto ha marcado una etapa indiscutible y ha calado muy hondo y ha contribuido a engrandecerla fiesta, pero, como decía antes, se trata de una nueva etapa. El nuevo equipo de gobierno se plantea un giro estético y eso debe hacerlo con otro equipo. Creo que Hamid Blell y Víctor Medina tienen la experiencia y el nivel profesional para afrontar ese cambio. Lo decía antes: llegará un momento en que alguien decida que artísticamente el Carnaval necesita otra cabeza, y por qué no. Todo tiene un tope y en el mundo artístico es así también. Lo más importante es no tenerle miedo a los cambios porque, si no, estaríamos en lo mismo. El Carnaval de hoy no es como el del año 80 del Pérez Galdós y el del Pérez Galdós no es como los del Santa Catalina.

¿Qué ha encontrado de novedoso en la visión del equipo actual de gobierno?
Pues mucha ilusión. El equipo nuevo está motivado y desea incorporar dinámicas para generar expectativas entre los grupos y los ciudadanos. Entonces creo que eso es importante, que se debe generar debate y opinión. Ésta es una fiesta tan grande y cuenta con grupos de tan distintos tipos e intereses variables. Ahora mismo creo que las murgas desean recuperar un papel social y claro, hacer que confluya todo eso es difícil. Creo que es un equipo que está analizando qué hay de positivo, que no creo que estén mirando atrás con recelo y entienden que esta es una fiesta que siempre va para adelante. Se quiere imprimirle una serie de ingredientes que potencien. Y como siempre, habrá cosas que se prueben y estén mejor y otras que no y se revisarán. Esto es una fiesta que debe estar en constante evolución.

Habrá que ser justos y dejar claro que el anterior grupo de gobierno colocó a las fiestas en muy buena situación, con sus más y sus menos, pero la proyección y la organización de las fiestas es muy profesional.
El Carnaval está en un nivel organizativo, profesional, artístico y de participación inmejorable. Claro, el reto está en como mantener eso y mejorarlo. La primera pregunta que me hizo a mí el concejal Roque Díaz fue cómo iba a mejorar el Carnaval y eso, primero es un halago, y segundo, es un objetivo. Yo le respondí que lo mejoraría trabajando y es importante sentir que vuelcan en ti toda la confianza. Debo decir que vengo de trabajar con un equipo que depositó una confianza absoluta en mi proyecto y tengo la sensación de que el nuevo equipo también me apoya. Francamente, trabajo en unas condiciones inmejorables porque que tus jefes estén apoyándote y compartiendo el día a día es fundamental para llevar a buen puerto este proyecto.

El ciudadano en la mayoría de los casos sólo ve la parte amable de las fiestas, pero existe otro Carnaval, el de los trabajos hasta las tantas de la madrugada, el de atender a artistas y grupos, el de soportar las criticas de los medios... ¿Cómo vive usted ese otro Carnaval y, sobre todo, desde cuándo comienza a trabajar en la fiesta?
Los preparativos han comenzado este año en junio. Fue entonces cuando nos sentamos por primera vez para hablar del escenario, del programa... Roque ha querido crear una mesa de trabajo, que me parece una cosa muy sana, y existen muchas voces que se van sumando para ir ejecutando. La labor de la Concejalía también es fundamental, pero sí es verdad que desde hace unos meses mi ritmo de vida es trepidante. Pero trepidante por emocionante. Analizar las cientos de propuestas artísticas, locales, regionales, nacionales e internacionales, que nos llegan al día es muy gratificante y también una gran responsabilidad porque muchas personas tienen puestas las expectativas en ti y tenemos que escuchar. Llegan productores musicales, representantes de artistas, orquestas locales, cantantes infantiles, todo eso al margen del contacto que mantenemos con los grupos del Carnaval o la colaboración con otros Ayuntamientos, como uno de Alicante que quiere organizar su primera Gala Drag y enviar a su ganador a la nuestra. Es una maquinaria enorme y lo que te desborda es que te das cuenta de que estamos a un gran nivel y estás organizando una fiesta que te absorbe, te convierte en una especie de hombre máquina que debe estar todo el día funcionando. Hay mucha ilusión, de verdad, en mi, en el equipo municipal y en el que ya se incorpora a la producción del Carnaval.

¿Y cómo lleva las críticas?
Pues bien. Siempre vas a encontrar a personas por el camino a las que no les gustan tus decisiones, que ven cosas que no encajan… Es normal, de verdad, pero entiendo que deben ser críticas fundadas, razonables. Ésas son las que de verdad te aportan algo y ayudan a mejorar el espectáculo, que es de lo que se trata y para lo que a mí se me ha contratado.

Hablando de críticas, usted colaboró durante mucho tiempo en los festejos con Anatol Yanowsky. De hecho, fue quien de algún modo le dio a Israel Reyes la alternativa como director artístico en las galas de los carnavales. ¿Cree que han sido justas las cosas que se han dicho de Yanowsky en relación con el Gran Canaria Ballet?
Anatol en el Carnaval me ha aportado como profesional de las artes escénicas una información y una escuela que no podré olvidar jamás, además de permitirme imprimir mi estilo, que habla mucho de la generosidad que él tiene como artista. Creo que no se deben mezclar las decisiones en el terreno de la gestión que pueden ser erróneas con su incuestionable aportación a la cultura, al carnaval y a la danza, cosas de un valor incalculable. Artísticamente, el nivel de las galas que he heredado se lo debo a Anatol.

Dígame qué momento recuerda como el más emocionante de su etapa frente al Carnaval…
Pues la gala del año de El Quijote porque fue la primera que hice de cabo a rabo y fue muy emocionante para mí, pero también el pasado Carnaval, después de lo que había sucedido en la Gala de la Reina del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife, cuando todo el público de la gala drag comenzó a gritar de forma espontánea “esto sí que es un pedazo gala”, presumiendo como espectadores anónimos de una fiesta que es suya y haciendo un guiño a algo que había pasado sólo dos días antes en la isla vecina con los malos resultados obtenidos con el proyecto de Amargo. Vernos en los telediarios nacionales como ejemplo de una ciudad orgullosa de sus fiestas fue alucinante para mí y para el quipo que hace posibles estas cosas. Indescriptible.

¿Y el peor?
No podría describir uno, pero sí la sensación. Por ejemplo cuando sientes la impotencia… Este año, cuando se cayó el muro de Pancho Guerra con sus terribles consecuencias y se suspendió la gala drag, fue duro tener que decirle a los artistas que se suspendía todo unos días. Lo comprendían pero veías las caras de desencanto y se te rompía el alma. Era gente que había ensayado, cantantes que no iban a poder actuar… Recuerdo cuando los representantes nos dijeron que los cantantes contratados no iban a poder actuar en la nueva gala – Bonnie Tyler – porque todos tenían compromisos en otros sitios.

¿Y su vida significaría algo sin el teatro? Siempre ha dicho que es su gran pasión.
Es cierto. A pesar de lo que me absorbe el Carnaval, nunca he dejado el teatro. Cuando no he hecho café teatro, escribo teatro infantil o produzco cosas para congresos, festivales de teatro. Ya no me puedo meter en una gran producción que lleve seis meses de trabajo y un año de gira porque estoy metido con el Carnaval, pero no me quiero ni puedo olvidar que yo procedo de ahí, del teatro, y siempre voy a querer volver.

Fuente: "TopCanarias" Una entrevista de Miguel F. Ayala. Foto: Paul Grant.

1 Comment:

Anónimo said...

Ya me gustaría tener en Aragón hombres como Israel Reyes, absolutamente versátiles en su labor multidisciplinar y creativa.